27 septiembre 2016

Festival de San Sebastián 2016: mejores y peores películas

La 64ª edición del certamen cinematográfico más importante de nuestro país ha vuelto a regalar a críticos, cinéfilos y cineastas españoles uno de los momentos más memorables del año. Durante nueve intensos días, cientos de producciones de distinta índole han motivado ardientes debates y despertado todos los sentimientos posibles. Superando mi propio récord, he disfrutado de cuarenta y siete producciones, las cuales os presento ordenadas de la que considero menos estimable a la que no podéis perderos de ninguna manera.

Porto, de Gabe Klinger
Lo mejor: la química entre Alton Yelchin y Lucie Lucas
47. Fin de semana (Moroco Colman, Argentina, Nuev@s Director@s). Tan insoportable como los personajes que acoge, este drama sobre relaciones humanas y juegos sexuales fue la cinta peor valorada por el Jurado de la Juventud por motivos obvios.

46. Viejo Calavera (Kiro Russo, Bolivia / Qatar, Horizontes Latinos). Un hombre perdido en la vida ha de reemplazar a su padre en la mina tras la muerte de este. Ya no le queda nada por lo que ilusionarse, nada por lo que luchar. La película plasma bien esta realidad, pero no deja por ello de ser infumable (al menos, dentro del ritmo vertiginoso de un festival).

22 septiembre 2016

20 actrices muy especiales (Aniversario del blog IV)

Ya van cuatro años de La estación del fotograma perdido y, como siempre, toca festejarlo. Celebré el primer aniversario pidiendo a 10 críticos amigos que seleccionaran sus películas preferidas; el segundo, con mis 10 directores preferidos, el tercero, con mis 100 películas preferidas y, en esta ocasión, lo hago con mis 20 actrices favoritas (¿es fácil adivinar de qué irá el siguiente, no?). Reducir tan grandes intérpretes a unas líneas es insuficiente, pero he intentado incluir en las descripciones de todas ellas los títulos más representativos, de modo que este artículo os sirva de guía para explorar sus interesantes carreras (sean estas más o menos amplias). Sobra decir que estas veinte estrellas no están seleccionadas (u ordenadas) en función de parámetros objetivos, sino que se trata de una elección tan subjetiva como personal para la que sólo el corazón ha sido escuchado. ¡Espero que la disfrutéis!

Maggie Cheung: Su Li-zhen (Deseando amar, 2000)
Mi papel favorito de Maggie Cheung:
Su Li-zhen (Deseando amar, 2000)
20. Maggie Cheung (20 septiembre 1964 / Hong Kong, China). ¿Qué sería de la magistral Deseando amar (Wong Kar-Wai, 2000) sin los movimientos sinuosos de Maggie Cheung? Pues, bien, con anterioridad la intérprete ya había trabajado en decenas de producciones, pero ella admitió que las únicas que significaron algo para ella fueron Song of Exile (Ann Hui, 1990), Center Stage (Stanley Kwan, 1992) y Comrades: Almost a Love Story (Peter Chan, 1996). Tras la que siempre será su película clave, Cheung voló bellamente por los aires en el Hero (2002) de Zhang Yimou y se convirtió en la primera actriz asiática galardonada en Cannes gracias a Clean (2004), donde fue dirigida por su propio marido, Olivier Assayas (a quien conoció rodando la peculiar Irma Vep, 1996).

02 septiembre 2016

'No respires'... (O no lo harás más.)

Cuenta Federico Álvarez que subió su cortometraje Ataque de pánico (2009), de apenas 300 dólares de presupuesto y 5 minutos de duración, a Youtube un jueves, y al lunes siguiente tenía su correo electrónico lleno de ofertas de Hollywood. A las pocas semanas, Sam Raimi le ofreció un contrato de exclusividad que lo llevaría a dirigir el remake de su propia Posesión Infernal (1981), dando lugar al interesante film homónimo del 2013, así como el thriller No respires (2016), idea que el realizador uruguayo decidió llevar a cabo por encima de otras propuestas más colosales pero menos personales. Siendo objetivos, poco hay en Ataque de pánico más allá de sorprendentes efectos especiales, pero no por ello deja de ser la labor de Fede Alvárez digna de nuestros aplausos considerado los escasísimos medios con los que logró ponerse a la altura de las superproducciones huecas de Michael Bay o Roland Emmerich. Vamos, que el entusiasmo estaba más que justificado.

La ceguera dota al villano de un hándicap
que da a No respires una esencia propia
Es además de agradecer que su segundo largometraje, No respires (Don’t Breathe, 2016), se haya distanciado tanto del primero, decisión que Álvarez tomó en respuesta a las críticas recibidas por su ópera prima a raíz de ser un remake multimillonario lleno de sangre centrado en dejar en shock a la audiencia. En contraposición, este elegante thriller reduce el gore al mínimo y fomenta el suspense a partir de la mitad de presupuesto. En él, tres jóvenes quedan atrapados en la casa de un psicópata al que pretendían robar, pasando de delincuentes a víctimas sin ser conscientes de ello hasta ser demasiado tarde. De esta forma, se da una vuelca de tuerca a films como Funny Games (Michael Haneke, 1997), La habitación del pánico (David Fincher, 2002) o The Purge (James DeMonaco, 2013), en los que era la casa de los propios protagonistas la que se convertía en terrorífico lugar de encierro, cobrando así el film una esencia diametralmente opuesta (quedar atrapado en el propio hogar permite jugar con ventaja, pero también acrecienta la sensación de perenne inseguridad). En No respires, los jóvenes encarnados por Jane Levy —quien ya protagonizó el film previo del realizador—, Dylan Minnette —estrella de Pesadillas (Rob Letterman, 2015)—, y Daniel Zovatto —coprotagonista de la fascinante It Follows (David Robert Mitchell, 2014)— viven una verdadera pesadilla a manos del rudo psicópata al que pretendían robar —el Stephen Lang que ya nos aterró en Avatar (James Cameron, 2009) y volverá para las secuelas—, a quien el guion de Rodo Sayagues y el propio realizador arrebata la visión para dar a los protagonistas alguna posibilidad. De esta forma, se obtiene el efecto opuesto al conseguido por el cásico Sola en la oscuridad (Terence Young, 1967), donde Audrey Hepburn encarnaba a una ciega dramáticamente acorralada en su propio hogar.
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