31 octubre 2015

'Babadook': el monstruo interior

A priori, el terror no es un género especialmente inteligente. A priori. Y es que lo único más difícil que hacer reír es causar pavor. Por consiguiente, lo único más difícil que hacer una buena comedia es hacer una buena película de terror. Año tras año, múltiples son los estrenos de cine de terror (ahí está Sitges para demostrarlo) y, sin embargo, las películas recopiladas en los especiales de Halloween son siempre las mismas: Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960), Pesadilla en Elm Street (Wes Craven, 1984), Los otros (Alejandro Amenábar, 2001), etc. ¿Por qué? Pues, sencillamente, porque ante un género tan trillado resulta difícil innovar, siendo la mayoría de producciones prescindibles en cuanto se echa la vista atrás. Así, para los seguidores del género, cada filme verdaderamente sorprendente es como una aguja escondida en un pajar… lleno de las agujas equivocadas. Esto vuelve aún más especiales los estrenos de Babadook e It follows que hemos disfrutado durante los últimos meses (si bien la primera producción pertenece al 2014 y la segunda al 2015, lo que apoya las teorías de que el cine de terror sólo destaca una vez al año), dos pequeños triunfos del género, cuyo entusiasmado recibimiento crítico se ha traducido en una acogida relativamente tibia por parte de los espectadores; en celebración del día de Halloween (que ya he festejado en otras ocasiones con artículos como 'Terror para un buen Halloween' o '10 películas de terror para vivir el espíritu de Halloween') voy a hablaros un poco de la primera de ellas, confiando en que explorar su historia y posibles interpretaciones os haga verla con otros ojos.

Essie Davis y Noah Wiseman en Babadook (Jennifer Kent, 2014)
La experimentada Essie Davis y el jovencísimo
Noah Wiseman protagonizan Babadook
Empecemos situándonos. La australiano-canadiense Babadook (The Babadook, 2014), estrenada en el Festival de Sundance, supone el debut en la dirección de largometraje de la actriz australiana Jennifer Kent, que adapta su propio cortometraje: Monster (2005) —apodado ahora como “Baby Babadook”—, en el que una madre y su hija se enfrentan al monstruo del armario. Pese a estudiar en el National Institute of Dramatic Art, Kent terminó hartándose de la interpretación, lo que le llevó a pedir a Lars von Trier que le dejara participar en el rodaje del peculiar film Dogville (2003). Sorprendentemente, el famoso realizador danés aceptó —¿¡tan fácil es trabajar con uno de los genios del momento!?—, granjeándole una experiencia que ella considera como su escuela de cine y que fue clave para la confección de Babadook. En 2009, Kent empezó a trabajar en el guion de la película con la idea de explorar la oscuridad inherente a nosotros mismos y el temor a volverse loco, sumando a ello una nueva perspectiva de la paternidad (“No digo que todos queramos matar a nuestros hijos, pero muchas madres lo pasan mal; hablar de la maternidad sin reducirla a una experiencia perfecta se ha convertido en un tabú”, afirmó sin tapujos). Entre sus influencias, Kent cita obras clave del género como Nosferatu (F. W. Murnau, 1922), Vampyr, la bruja vampiro (Carl Theodor Dreyer, 1932), Los ojos sin rostro (Georges Franju, 1960), El carnaval de las almas (Herk Harvey, 1962), La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), La noche de Halloween (John Carpenter, 1978), El resplandor (Stanley Kubrick, 1980), La cosa (John Carpenter, 1982) y Déjame entrar (Tomas Alfredson, 2008).

22 octubre 2015

Las 5 obras maestras de Ridley Scott

Pocos directores hay más irregulares que Ridley Scott, capaz de alternar entre auténticas proezas y verdaderos esperpentos. Al final, entre tanta anomalía, sobresalen cinco grandes películas cuyo lugar en la historia del cine es innegable. Curiosamente, cada una pertenece a una de las cinco décadas que el realizador británico ha dedicado al séptimo arte. ¿Adivináis ya cuáles son?

Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979)
Sigourney Weaver en Alien
Alien, el octavo pasajero (1979). Aunque Los duelistas (1977) supuso un prometedor punto de partida, Scott se ganó al imaginario colectivo con la angustiosa aventura de una variopinta tripulación encerrada en una nave con un peliagudo alienígena (cuya terrorífica belleza fue diseñada por el suizo H. R. Giger). Pese a afirmar que el realizador parecía más interesado en los decorados que en los intérpretes, Sigourney Weaver saltó a la fama de la noche a la mañana y dio así el pistoletazo de salida para una interesante serie de heroínas que incluirían a Susan Sarandon y Geena Davis en Thelma & Louise (1991), Demi Moore en La teniente O’Neil (1997) y Julianne Moore en Hannibal (2001). Ganadora del Óscar a mejores efectos visuales (para el multipremiado Stan Winston, entre otros) y nominada al concerniente a mejor dirección artística (que entrelaza místicamente motivos orgánicos y metálicos), la película confecciona una atmósfera sobrecogedora que envuelve magistralmente el guion de Dan O'Bannon, todo un experto en suspense. Además de ser una obra maestra en sí mismo, la cinta dio lugar a una larga serie de secuelas —algunas tan magníficas como el Aliens (1986) de James Cameron— y vivió un nuevo comienzo con el Prometheus (2012) del propio Scott, quien continuará la saga en 2017 con Alien: Paradise Lost, también protagonizada por Noomi Rapace y Michael Fassbender.

14 octubre 2015

¿Por qué Leonardo DiCaprio no ha ganado el Óscar a mejor actor?

Comienza la temporada de premios y, curiosamente, ningún galardón ha dado todavía más que hablar que el Óscar a mejor actor, para el que muchos apuntan ya a Leonardo DiCaprio sin haber visto más que el tráiler de El renacido (Alejandro G. Iñárritu, 2015). Tras su derrota hace dos años frente a Matthew McConaughey, florecieron tanto los chistes de malgusto como las críticas nada constructivas a una Academia que siempre parece olvidarse del intérprete californiano. Se habla de intereses, de política y hasta de favoritismos, pero ¿cuál es el verdadero motivo por el que este gran actor ha alcanzado los 40 años sin un Óscar en su haber? Dejemos a un lado los prejuicios y analicemos la situación.

Leonardo DiCaprio
Leonardo DiCaprio: estrella y gran actor
La primera vez que DiCaprio optó al Óscar fue en 1994 por ¿A quién ama Gilbert Grape?, del sueco Lasse Hallström, en la que encarnó a un adolescente con discapacidad mental con sorprendente pericia, logrando una de sus mejores interpretaciones. Sin embargo, por aquel entonces el actor apenas contaba 18 primaveras y era poco conocido, no ayudando tampoco la escasa presencia del filme en la temporada de premios. Por tanto, DiCaprio puede considerarse agradecido con la Academia por haberse acordado de él de cara a las nominaciones. Al final, el mucho más experimentado Tommy Lee Jones se hizo con el único Óscar de su carrera por El Fugitivo, de Andrew Davis, una cinta que contaba con otras seis nominaciones (incluyendo mejor película). Cierto es que DiCaprio perdió el galardón frente a una interpretación mucho menos impresionante, pero el contexto jugaba en su contra.

07 octubre 2015

‘Mi vecino Totoro’ y ‘Un verano en casa del abuelo’: nostálgicos veranos

Mi vecino Totoro (Hayao Miyazaki, 2015)
En 2009, Mi vecino Totoro fue elegida por la revista
Time Out como la mejor película animada de la historia
Una de las películas más queridas por los amantes del cine de animación japonés es Mi vecino Totoro (1988), obra maestra de Hayao Miyazaki. En esta bella cinta, dos hermanas se mudan con su padre al campo mientras la madre permanece enferma en el hospital, abriéndose ante ellas un mundo de fantasía (que incluye, claro está, al icónico personaje del título, diseñado por Kazuo Oga a partir de un boceto del cineasta). Lo que pocos saben es que, cuatro años antes, el taiwanés Hou Hsiao-Hsien había dirigido una película denominada Un verano en casa del abuelo (1984), cuya trama es prácticamente la misma (dejando de lado los elementos fantásticos). Mi fascinación por ambas películas me ha llevado a dedicarles una comparativa, tal y como he hecho con anterioridad con Battle Royale (Kinji Fukasaku, 2000) & Los juegos del hambre (Gary Ross, 2012) [aquí] y Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2006) & Nuestro último verano en Escocia (Andy Hamilton y Guy Jenkin, 2007) [aquí]. Lejos de enfrentar la una contra la otra, espero que este artículo sirva para apreciar mejor la magia de estos pequeños grandes clásicos de la cinematografía asiática.
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