28 marzo 2013

La Biblia en la historia del cine

Los organizadores de las parrillas televisivas lo tienen muy fácil en Semana Santa: historias religiosas que satisfagan la curiosidad de los ateos y las ansias de los creyentes por celebrar su religiosidad. Mañana y tarde. Este año, la idea ganadora la ha tenido Antena 3, cuyo estreno de la miniserie La Biblia (Crispin Reece, Tony Mitchell y Christopher Spencer, 2013) el pasado lunes fue líder de audiencia. Ésta cuenta con cinco episodios sobre acontecimientos varios del libro sagrado, de los cuales Antena 3 emitió ayer el segundo, de nuevo con gran éxito debido quizá a las personas que hayan oído hablar de ella y quieran averiguar si es en efecto tan mala.

La Biblia, miniserie, Adan y Eva, Antena 3
Adán y Eva apenas disponen de unos segundos en 
La Biblia (incluso esta sensual escena es cortada)
Y no quedarán decepcionados. Admito que sé poco de La Biblia, pero si algo sé es que no había chinos luchando con espadas ni hechiceros propagando el poder de Dios. Todo carece de credibilidad, desde el vestuario de tienda de disfraces hasta los escenarios de cartón piedra, pasando por unos efectos visuales indignos de este siglo y una representación de personajes míticos como Abraham o Moisés más propia de un film de aventuras de Ridley Scott que de las sagradas escrituras. Y encima se quiere contar tanto que al final no se cuenta nada. Y es que hay demasiado que contar.

23 marzo 2013

¿Qué es una estrella de cine?


Naomi Watts, protagonista de King Kong y Lo imposible
Naomi Watts se ha forjado una imagen atractiva pero
seria gracias a unir esfuerzo a su natural belleza
Una estrella es un cuerpo celeste que brilla con luz propia. ¿Y una estrella de cine? Pues lo cierto es que lo mismo. Las estrellas son actores que brillan sin importar la película en que se encuentren, y que arrastran a los espectadores a las salas más que las propias tramas de los films o la calidad de éstos. Ayer tuve la oportunidad de asistir a un debate con uno de los productores de la película Lo imposible (Juan Antonio Bayona, 2012) y una de las primeras preguntas que recibió del público fue: “¿por qué elegisteis estrellas internacionales para interpretar a una familia española?”. Y él fue claro: hoy en día, la única forma de realizar una película de alto presupuesto es contar con un reparto que atraiga a los inversores y garantice el éxito del film, y, a la hora de hacer una película sobre el Tsunami en Tailandia, el alto presupuesto es imprescindible. Yo era el primero en criticar al film por esta decisión, pero creo que ante esta explicación no hay argumento posible.

15 marzo 2013

Todos contentos con el Oscar

Cada entrega de premios da lugar a más detractores que alabanzas. Y es que es imposible contentar a todo el mundo. Pero no hay premio más codiciado que el Oscar a Mejor Película, tanto por su prestigio como por su influencia en taquilla. Desde sus inicios en 1927, los Oscar han premiado como “mejor película” a 86 títulos y a menudo nos hemos cuestionado si se trataba de la mejor opción. La última ganadora, Argo (Ben Affleck, 2012), era la favorita de la mayoría, pero aún así ha dado lugar a múltiples titulares negativos. Sin embargo, en contadas ocasiones ha conseguido la Academia contentar a (casi) todos. Ya dediqué un artículo a las peores decisiones de esta entidad (“Oscar a peor película”) y hoy os presento los casos en que pocos pueden negar que el premio dio en el clavo. (Los datos de Rotten Tomatoes corresponden al porcentaje de valoraciones positivas recibidas por estos films de parte de los principales críticos de cine.)

Sucedió una noche, de Frank Capra, con Claudette Colbert y Clark Gable
Sucedió una noche dio prestigio inaugural a la
screwball comedy (comedia disparatada)
3ª Edición. Sin novedad en el frente (Lewis Milestone, 1930). Rotten Tomatoes: 97%. Hubo que esperar tres ceremonias para que la Academia tomara una buena decisión. Este maravilloso film bélico presentaba un fuerte carácter antibelicista a la par que un guión muy bien hilado, una buena dirección y acertadas interpretaciones y era sin duda la mejor película del año.

7ª Edición. Sucedió una noche (Frank Capra, 1935). RT: 98%. Esta simpática película demostró que la comedia romántica puede dar lugar a films excelentes. Sin embargo, durante el rodaje nadie creía en ella, ni siquiera sus protagonistas, Claudette Colbert y Clark Gable, quienes obtendrían así los únicos Oscars de sus carreras. Fue el primer film con más de tres estatuillas: cinco. Y además se trataba de las cinco principales: película, director, guión adaptado, actriz y actor.

12ª Edición. Lo que el viento se llevó (Víctor Fleming, George Cukor y Sam Wood, 1939). RT: 96%. Además de mítica, esta película es sencillamente maravillosa. Todo el que se atreve con sus cuatro horas queda encantado con esta historia de superación y coraje fantásticamente protagonizada por Clark Gable (sí, otra vez) y Vivien Leigh. Claro ejemplo de cómo una superproducción puede lucir radiante gracias a los decorados y el vestuario y aún así ganarse el apoyo de los críticos con su guión y realización.

Rebeca, de Alfred Hitchcock
Rebeca es el único film de Hitchcock con Oscar
13ª Edición. Rebeca (Alfred Hitchcock, 1940). RT: 100%. Hitchcock nunca ha ganado el Oscar, pero su primer film estadounidense sí lo hizo. Y además por encima de Historias de Filadelfia, Las uvas de la ira y El gran dictador y, aunque cualquiera de ellas habría ganado con pleno derecho, hoy más que nunca nos alegramos de ver uno de los films del genio británico premiado en representación de todos los demás. Una joya del cine de suspense.

16ª Edición. Casablanca (Michael Curtiz, 1943). RT: 97%. Para qué negarlo, esta película ha alcanzado tal grado de clásico que es difícil juzgarla en términos objetivos. Lo que está claro es que Humphrey Bogart e Ingrid Bergman son una pareja inolvidable y que su historia nos atrapa y emociona décadas después con la misma intensidad que lo hizo en su día.

18ª Edición. Días sin huella (Billy Wilder, 1945). RT: 100%. El genial Billy Wilder destacó en casi todos los géneros, pero una de sus películas más sorprendentes es esta impactante historia de alcoholismo, tema tabú en Hollywood. Fantásticamente escrita e interpretada, se trata de una de las apuestas más arriesgadas de la Academia.

Eva al desnudo
Eva al desnudo batió el récord de nominaciones con 14
23ª Edición. Eva al desnudo (Joseph L. Mankievicz, 1950). RT: 100%. Dos fascinantes películas críticas con el mundo del espectáculo lucharon por el Oscar este año y, sin menospreciar a El crepúsculo de los dioses, la mayoría se alegra por la victoria de este magnífico drama que devolvió la fama a Bette Davies y alcanzó 14 nominaciones como reconocimiento a un cuidadísimo trabajo narrativo, técnico, artístico e interpretativo. Para muchos, de las mejores películas de la historia.

27ª Edición. La ley del silencio (Elia Kazan, 1954). RT: 100%. Si bien pocos aplaudieron la victoria de Elia Kazan, quien acababa de condenar a varios compañeros de profesión comunistas, nadie discute que este potente drama judicial es una película excepcional. Todos los elementos del film brillan con luz propia, aunque es la portentosa interpretación de Marlon Brando el nexo de unión de todos ellos.

Marlon Brando en La ley del silencio
Con La ley del silencio Eliza Kazan intentó justificar
su criticada acción durante "La caza de Brujas"
28ª Edición. Marty (Delbert Mann, 1955). RT: 100%. En tiempos en que el auge de la televisión estaba poniendo en peligro el futuro del cine, el realizador televisivo Delbert Mann realizó su primera película adaptando un telefilm y se alzó con la primera Palma de Oro de Cannes concedida a un film estadounidense y los Oscars más importantes: película, director, actor (Ernest Borgnine haciendo por fin de bueno) y guión. Era una historia de gente corriente de bajo presupuesto con la que Hollywood demostraba una importante apertura de mente.

30ª Edición. El puente sobre el río Kwai (David Lean, 1957). RT: 96%. Música inolvidable, buen reparto, brillante montaje y una historia emocionante son algunos de los logros de esta original producción inglesa sobre prisioneros británicos obligados por sus captores japoneses a construir un puente y violar así sus propios principios.

33ª Edición. El apartamento (Billy Wilder, 1960). RT: 93%. Ya que Con faldas y a lo loco acababa de ser menospreciada frente a Ben-Hur, es fantástico ver una comedia del gran Billy Wilder premiada al año siguiente. Jack Lemmon y Shirley McLaine están estupendos y el guión es prácticamente perfecto. Ninguna película en blanco y negro volvería a ser premiada hasta La lista de Schindler treinta y tres años después.

El puente sobre el río Kwai
El puente sobre el río Kwai marcó el inicio de una serie
de films épicos y exóticos del británico David Lean
34ª Edición. West Side Story (Robert Wise y Jerome Robbins, 1961). RT: 93%. Este inolvidable musical es uno de los más populares del género, pero, al contrario que otros como Sonrisas y lágrimas, tiene también el beneplácito general de la crítica. Fantásticamente coreografiada y montada, es irónicamente la adaptación de Shakespeare más aplaudida.

35ª Edición. Lawrence de Arabia (David Lean, 1962). RT: 98%. Este impresionante drama histórico lanzó a la fama a Peter O´Toole y Omar Sharif. Los espectaculares paisajes desérticos y la envolvente banda sonora actúan de forma casi hipnótica para sumergirnos en la mente del atormentado protagonista y demuestran que Inglaterra pisa a EE.UU. los talones.

37ª Edición. My fair lady (George Cukor, 1964). RT: 95%. Aunque Audrey Hepburn se quedó sin nominación por culpa de ser doblada a traición, este fantástico musical obtuvo 8 Oscars que premiaban sus excelentes cualidades visuales y sonoras. La delicada imagen de la florista que se hizo dama gracias a un snob es imborrable.

Patton
George C. Scott rechazó el Oscar por Patton
como crítica a la competitividad de los premios
43ª Edición. Patton (Franklin J. Schaffner, 1970). RT: 98%. Aunque George C. Scott, protagonista de esta cinta biográfica, pidió que su nombre fuera borrado de la lista de nominados, la Academia hizo caso omiso de ello y le premió como mejor actor por su brillante interpretación del general Patton. Una envolvente fotografía y un acertado guión logran que incluso los enemigos del género disfruten de esta excepcional cinta bélica.

45ª Edición. El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972). RT: 100%. Aunque Cabaret se llevó aquella noche 8 Oscars, los mafiosos le robaron la categoría principal para beneplácito de sus innumerables seguidores. Desmitificar el mundo de la mafia y mostrarlo como una sencilla historia familiar fue el logro de este brillante drama favorito de muchos cinéfilos. Marlon Brando dio la nota enviando en su lugar a una actriz para hacerse pasar por india y rechazar el premio a la par que reivindicar los derechos de su tribu.

48ª Edición. Alguien voló sobre el nido del cuco (Milos Forman, 1975). RT: 96%. Este impactante drama sobre la locura se alzó con los 5 premios principales por segunda vez en la historia y supone quizá el mejor papel de la carrera de Jack Nicholson. Toda una crítica a la disciplina y un canto a la libertad la convierten en uno de los mejores films premiados por la Academia.

Gente corriente
Timothy Hutton y Mary Tyler Moore se alzaron
ambos con el Oscar por la emotiva Gente corriente
53ª Edición. Gente corriente (Robert Redford, 1980). La Academia nunca había reconocido a Redford como actor pero curiosamente le dio el Oscar a mejor director por su primer trabajo como tal. Y no sin razón, pues se trataba de uno de los mejores dramas familiares de la historia: desgarrador y creíble como la vida misma.

64ª Edición. El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991). Este impresionante thriller psicológico supone lo más cerca que ha estado la Academia de premiar un film de terror y se alzó por tercera y última vez con los 5 premios principales tras Sucedió una noche y Alguien voló sobre el nido del cuco. La extravagante locura de Anthony Hopkins se contrapone a la sutil fortaleza de Jodie Foster, ambos fantásticamente dirigidos por Demme.

65ª Edición. Sin perdón (Clint Eastwood, 1992). RT: 97%. Décadas después de la época dorada del western, Clint Eastwood logró revitalizar el género con esta desmitificadora película de vaqueros. Irónicamente, ningún western de los 40, 50 ó 60 se había llevado el Oscar a casa y dos lo hicieron durante los 90: la discutida Bailando con lobos (1990) y esta maravilla.

66ª Edición. La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993). RT: 97%. Tras el fracaso de El color púrpura, que perdió los 11 Oscars a los que estaba nominada, Spielberg se reconcilió con la Academia y demostró que efectivamente había crecido. Este magnífico drama sobre el nazismo cuenta la historia de Schindler con realismo pero optimismo y, gracias la emotiva música y la cuidada fotografía en blanco y negro, se convierte en un logro artístico además de narrativo.

American Beauty, de Sam Mendes. Oscar en 1999.
"Algo va mal en la sociedad americana",
nos decía la maravillosa American Beauty
72ª Edición. American Beauty (Sam Mendes, 1999). RT: 88%. El debut de Sam Mendes en la dirección era una potente crítica al sueño americano brillantemente escrita, fotografiada e interpretada por Kevin Spacey y Annette Bening. Inolvidable fábula de la clase media americana llena de ironía y mordacidad que nadie debe perderse.

76ª Edición. El Señor de los Anillos. El retorno del rey (Peter Jackson, 2003). RT: 96%. Al premiar a la tercera entrega de El Señor de los Anillos, la Academia reconocía el impecable trabajo de todos los que habían hecho realidad la saga entera. Hasta el momento, se trata del único film fantástico premiado con el Oscar principal, al que sumó otras diez merecidas estatuillas.

77ª Edición. Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004). RT: 91%. Esta durísima y profunda historia de superación personal llega al corazón gracias a la cuidada dirección de Eastwood y la inolvidable interpretación de Hilary Swank y es una de las pocas triunfadoras recientes que nadie discute, en parte porque todos celebran la derrota de Aviador, pero sobre todo por su impacto y honestidad.

Arwen camino de los Puertos Grises, El señor de los anillos. El retorno del rey
El Señor de los Anillos. El retorno del rey demostró
que el género fantástico puede tratar temas universales
Conforme nos acercamos a la actualidad las ganadoras por década se reducen, sin duda afectadas por no haber obtenido aun el estatus de clásicos que convierten a films como Casablanca y Lawrence de Arabia en ganadoras indiscutibles, pero sí parece que entre 1939 y 1964 la Academia estuvo especialmente acertada mientras que los años 80 son un auténtico desastre. Algunos títulos podrían estar en esta lista de no haber ganado por encima de films que, en opinión de muchos, lo merecían más (Annie Hall frente a Star Wars en 1977, Kramer contra Kramer en vez de Apocalypse now en 1979 o Crash ante Brokeback Mountain en 2005, por ejemplo) pero no quiere ello decir que no sean dignas ganadoras. Películas como Memorias de África (1985), El paciente inglés (1996), Titanic (1997), Sllumdog Millionaire (2008) o En tierra hostil (2009) han quedado fuera por las opiniones enfrentadas que despiertan, pero no dejan por ello de ser películas muy destacables.

Million Dollar Baby, de Clint Eastwood, con Hilary Swank
Million Dollar Baby es uno de los films más queridos
del alabado Clint Eastwood
Así, todos los films que no aparecen ni en este ni en el artículo de “Oscar a peor película”Los mejores años de nuestra vida (1946), Oliver (1968), Una mente maravillosa (2001)…– son sencillamente buenas películas que ganaron con dignidad pero no son necesariamente las mejores obras de sus respectivos años. He intentado ser objetivo con esta lista, valorando los porcentajes de aceptación de Rotten Tomatoes, las calificaciones de Filmaffinity e IMDB y mi propia percepción de las películas, pero no pretendo venderos ninguna verdad absoluta. Lo mejor es que cada uno disfrute de las ganadoras del Oscar y decida por él mismo si lo merecían o no. Mejores o peores, todas fueron elegidas en su momento por un motivo u otro y merecen nuestro respeto. Eso sí, si os falta por ver alguno de los títulos de esta lista… ¿a qué estáis esperando?


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras

08 marzo 2013

Defensa de 'Bambi', clásico Disney

En un principio, los 6 conejos iban a ser similares
emulando a los 7 enanitos, pero Tambor ganó fuerza

Demasiado a menudo oigo decir que “Bambi está sobrevalorada”, que “es un rollo” o que “es la peor de las películas Disney de la Era de Oro”. Además, el film sólo tiene un 6,5 de nota media en Filmaffinity, donde son los propios usuarios los que deciden; no miro a nadie, pero Los aristogatos (Wolfgang Reitherman, 1970) tiene la misma nota... En Rotten Tomatoes, los críticos le dan un 91%, pero los usuarios solo un 72%. Para colmo, es el único film de la Era de Oro de Disney no incluido entre las “1001 películas que hay que ver antes de morir”. ¿Qué tiene todo el mundo contra esta película? Reconozco que Bambi (David Hand, 1942) no es precisamente mi película preferida, pero creo que sólo la infravaloran los que no se han parado a pensar en ello. Por eso, aunque ya dediqué un artículo a Disney en general ("Siempre magia Disney"), hoy dedico mi blog a este clásico de la animación que ha marcado las infancias de muchos de nosotros. Además, es mi cumpleaños y me merezco un artículo especial.


Las bellas escenas de la vida en el bosque envuelven
la historia del cervatillo Bambi con poesía
En 1933, Sidney Franklin, productor y director de la Metro-Goldwyn-Mayer, compró los derechos de la novela Bambi, una vida en el bosque (1923), del austriaco Felix Salten, con la intención de convertirla en una película de acción real. Sin embargo, tras años de experimentación, decidió que esto era imposible y vendió los derechos a Walt Disney en abril de 1937. A fin de cuentas, contar con animales en un rodaje era todavía algo complicado y, de hecho, pasarían más de veinte años hasta que un ciervo fuera protagonista de un rodaje en la fallida Mansiones verdes (Mel Ferrer, 1959).

"¡Esto es oro puro!", exclamó
Disney al ver esta escena
Pero Walt Disney, mago de la animación, tenía un plan distinto y empezó a trabajar en la adaptación en seguida, con la intención de convertir a Bambi en el segundo largometraje del estudio. Sin embargo, la dureza de la historia original no parecía muy apropiada para el estilo de Disney, lo que, unido a las dificultades para animar ciervos de forma realista (ya aparecen algunos en Blancanieves y los siete enanitos (David Hand, 1937), pero su animación es más adorable que creíble…, de hecho, en palabras de Eric Larson, estaban animados como “grandes sacos de flores”), dejó la producción en espera.

La estructura y el movimiento de ciervos reales fueron
estudiados a fondo por el equipo para alcanzar realismo
En 1938, el estudio empezó a trabajar en los storyboards de Bambi, pero la atención requerida por la experimental Fantasía (1940) volvió a retrasar su producción, que dio por fin comienzo el 17 de agosto de 1939. No obstante, los cambios que atravesaba el estudio en los ámbitos de personal, localizaciones y metodología de trabajo hicieron que los progresos fueran bastante lentos.

La elaboración del guión fue bastante costosa, ya que una obra para adultos debía convertirse en una historia para niños que no perdiera el espíritu original de la novela. Una de las aportaciones clave fue la creación del conejo Tambor y la mofeta Flor, los simpáticos amigos del protagonista. Además, se tomó la decisión de no mostrar al hombre en ningún momento, así como de omitir la escena de la muerte de la madre de Bambi. En julio de 1940 el guión estaba terminado y Bambi había pasado de corzo a ciervo de cola blanca, ya que el corzo de la novela original (ambientada en Europa) no habita en Norteamérica.

Esta pintura en óleo refleja el misticismo que envuelve
al padre de Bambi, príncipe del bosque
Ahora llegaba lo más difícil: la animación. Disney quería animales realistas, con lo que pidió al pintor del reino animal Rico LeBrun que diera clases magistrales a sus animadores sobre morfología animal. Los animadores visitaron también el zoo de Los Angeles e incluso un pequeño zoo fue construido en el estudio para que todos los trabajadores de Bambi pudieran observar a los animales de cerca. Aunque la anatomía de los personajes fue exagerada a propósito para darles mayor personalidad, esto no habría dado el mismo resultado de no haber contado con una base creíble. Trabajar en Bambi supuso para todos un enorme aprendizaje que reflejarían los posteriores films del estudio, para los que los animales siempre han sido clave.

Tyrus Wong es el artífice de la acertada
estética impresionista del film
Por otro lado, los decorados del film fueron inspirados por paisajes del este de EE.UU., donde uno de los artistas más conocidos del estudio, Maurice “Jake” Day, pasó varias semanas estudiando y fotografiando la flora y la fauna. No obstante, añadió tanto detalle a los dibujos que comprobó que estos quitaban protagonismo a los personajes. La solución vino del animador chino Tyrus Wong, cuyas pinturas impresionistas convencieron a Day para recomendarle como director de arte del film. La técnica de Wong era transmitir la esencia del bosque sin dibujarlo por completo. Así, mientras Bambi y sus amigos están dibujados con líneas marcadas y tonos bien definidos, los fondos son a menudo una combinación de colores y formas abstractas que, no obstante, nos transmiten la idea del bosque con gran belleza. El bosque es un lugar donde la vida fluye a raudales pero tiene la habilidad de esconderse cuando vamos en su busca y las pinturas al oleo son perfectas para mantener esa sensación de misterio. La escena más difícil de rodar fue el travelling inicial, con el que la cámara nos da la bienvenida a la vida en el bosque, para el que se recurrió a nueve niveles de pintura sobre placas de cristal.

Como público, descubrimos las maravillas del bosque
al mismo tiempo que el joven Bambi
Debido a la II Guerra Mundial, Pinocho (Ben Sharpsteen y Hamilton Luske, 1940) y Fantasía (1940) no tuvieron el éxito de taquilla esperado y acercaron al estudio a la ruina, lo que forzó a Disney a recortar varias escenas de Bambi para reducir costes. La propia Bambi supuso pérdidas en su estreno en 1942 (1,64 millones de dólares a partir de 1,7 millones de presupuesto): sin duda los tiempos de guerra eran bastante inoportunos para reivindicar la vida del bosque. Las críticas fueron regulares e incluso hubo alguna protesta por el negativo tratamiento de la caza en el film. Al igual que Blancanieves, Pinocho y Dumbo (Ben Sharpsteen, 1941), la película alcanzó tres nominaciones a los Oscar en categorías sonoras (no sin razón: apenas 900 palabras de diálogo hacen de Bambi la película con menos diálogo del estudio, lo que convierte al sonido en un elemento clave): mejor banda sonora, mejor canción (Love is a song) y mejor sonido, pero no ganó ninguna de ellas.

Para la escena del hielo se contó con actores humanos
que sirvieran de ejemplo para los movimientos
Está claro que las canciones de Bambi no pueden competir con las pegadizas melodías de sus predecesoras, pero los alegres cantos y dulces tonos de Edward Plumb y Frank Churchill, que combinaron instrumentos musicales con sonidos de la naturaleza, eran muy acordes como banda sonora del bosque. De hecho, la película es sin duda un canto de vida y de amor por los bosques, gracias al agudo diseño de la vida en estos. Desde la mamá perdiz con sus hijos en línea hasta las hojas balanceándose con el viento otoñal, todos los detalles de Bambi transmiten un mensaje defensor de las maravillas naturales que a menudo nos perdemos por no estar atentos. Y, aunque en su momento el papel del hombre como villano fue muy mal visto, hay que reconocer que no hay mayor enemigo de los bosques que nosotros mismos: la caza y la tala de árboles han supuesto y siguen suponiendo un ataque a la vida en muchos rincones del planeta.

Bambi aprende a estar alerta en la desprotegida pradera,
una de las últimas lecciones de su madre
Sin embargo, lo más bello de la historia del cervatillo Bambi es cómo refleja el ciclo de la vida y de cómo ésta siempre sigue su curso. Bambi ve la luz en primavera, con la alegría de los cantos de los pájaros y la emoción por descubrir este mundo; es una época de felicidad y carente de complicaciones en la que el bosque es hermoso y apacible. En verano, el personaje empieza a comprender que la vida tiene sus cambios y nada permanece del mismo modo para siempre; es un tiempo de maduración y descubrimiento de valores como la sabiduría (representada por el viejo Búho), la amistad (el conejo Tambor y la mofeta Flor) y el amor (la cervatilla Falina); además, Bambi ve a otros miembros de su especie y descubre la historia de su emblemático y misterioso padre, príncipe del bosque, y empieza a conocer la idea de “responsabilidad”: él podría ser el príncipe en un futuro. El otoño es una época de descubrir los peligros de la vida en la que Bambi aprende a temer al hombre y que la existencia no es tan sencilla como creía, mientras que el duro y frío invierno supone la confirmación de que sus miedos no eran infundados: su madre cae bajo el fuego del hombre y Bambi se encuentra con que la vida, tal y como la conocía, ha perdido su sentido.

El búho es símbolo de sabiduría, algo que retomaría
Tod y Toby cuarenta años después
Pero lo más hermoso de todo es que el mundo tiene preparada una sorpresa: el invierno no es el final y, tras él, llega de nuevo la primavera. La nieve da paso a las flores y el aparentemente imborrable dolor puede desaparecer. Bambi nunca olvidará a su madre, pero el ciclo de la vida le ha demostrado que la primavera siempre sigue al invierno, que los buenos y los malos momentos siempre están alternándose y que todo puede superarse.

Varias generaciones han llorado la muerte de la madre de Bambi y muchos se han preguntado: “¿Era realmente necesario?”. Después de todo, es una película para niños, y varias de las obras de Disney han cambiado sus finales originales para ser más apropiadas para ellos. Pero, aunque nos cueste aceptarlo, la muerte de la madre de Bambi sí es necesaria. No hay mayor temor en un niño que el perder a su propia madre. Ver al protagonista de su película favorita sobrellevar tal dolor y superarlo es muestra de que la vida, aunque dura y trágica en ocasiones, nos ha dado el valor de subsistir sin importar las circunstancias.

Mientras crece, Bambi descubre que hay otros seres
distintos a él atravesando los mismos cambios vitales
Y, claro, luego está la aventura del crecer, clave del cine de animación y visible más que nunca en Bambi. Al principio, Bambi está desamparado ante la vida y se refugia en su madre ante cualquier novedad. Los propios Tambor y Flor le asustan porque suponen algo nuevo para él. No obstante, con el paso del tiempo aprende a distinguir amigos de enemigos y encuentra apoyo en el pequeño conejo y la tierna mofeta. Algo similar sucede con la cervatilla Falina: la primera vez que se ven, Bambi siente una mezcla de admiración y rechazo y nosotros mismos vemos con malos ojos a un personaje que, aparentemente, busca privar a Bambi de su pureza e inocencia. Pero, cuando el ciclo de la vida vuelve al principio, Bambi y Falina se encuentran de nuevo y la situación es distinta: ambos han crecido y cambiado. Tanto Falina como nosotros somos conscientes de que hay algo diferente en Bambi, una madurez y una sabiduría que el dolor y las necesidades de salir adelante han dejado en él. Al final, es el propio Bambi el que se convierte en un héroe, sobrevive a sus propios miedos de la infancia (el hombre) y se gana el orgullo de su padre. Ya es el príncipe del bosque.

Al conocer a Falina, todo tipo de sentimientos pasan
por la mente de Bambi, quien ve que no está solo
Bambi no fue un éxito en su día, pero desde entonces ha vuelto a los cines en seis ocasiones (1947, 1957, 1966, 1975, 1982 y 1988) y ha sido todo un éxito de ventas desde su estreno en vídeo en 1989 y en DVD remasterizado en 2007. Además dio lugar a una insustancial pero exitosa secuela centrada en la relación de Bambi con su padre: Bambi 2, el príncipe del bosque (Brian Pimental, 2006). En junio de 2008, el American Film Institute colocó a Bambi como la tercera mejor película animada estadounidense de todos los tiempos, solo por detrás de Blancanieves y los siete enanitos y Pinocho. El propio Walt Disney la calificó como su película preferida de todas las de su estudio. Yo confío en que mis hijos rían con Shrek (Andrew Adamson y Vicky Jenson, 2001), se sorprendan con El viaje de Chihiro (Hayao Mitazaki, 2001) y vivan aventuras con Buscando a Nemo (Andrew Stanton y Lee Unkrich, 2005), pero espero que descubran el amor por este mundo y el significado de la vida con ese pequeño clásico que es Bambi. Recordad: el invierno siempre va seguido de la primavera.



© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras

03 marzo 2013

Efectos especiales: todo es posible


La bella estética de 300 es obra de un ordenador...
y de la persona que lo maneja, claro
“La mayoría de lo que veis es falso, es un efecto visual”, así empezó el discurso de aceptación de los ganadores del Oscar por los efectos visuales de La vida de Pi, que fue cortado antes de que aquéllos pudieran protestar por la situación de su estudio, el Rhythm n Hue, recién sumido en la bancarrota pese a que el film recaudase más de 600 millones de dólares. Toda una ironía considerando que son sus efectos visuales lo que han convertido a un film con un guión mejorable y una dirección menos acertada de lo que Ang Lee nos tiene acostumbrados (con Oscar o sin él) en una de las más taquilleras del año. Pero es que Rhythm n Hue no se lleva ni un céntimo de todo ello. En honor a esta absurda injusticia, dedico mi artículo de hoy a los efectos visuales.

Nunca hubo un tigre en el
set de La vida de Pi
Desde los orígenes del cine, los efectos visuales han jugado un papel muy importante a la hora de contar historias y atraer a los espectadores. Tal y como mostré en los artículos “Cómo triunfar en taquilla” y “las películas más exitosas de la historia”, los efectos especiales son clave a la hora de atraer al público a las salas. Aunque las nuevas tecnologías nos vuelven cada vez más difíciles de sorprender, el avance en los efectos visuales no deja de crecer y películas como Cleopatra (Joseph L. Mankievicz, 1963), Independence day (Roland Emmerich, 1996) o Los vengadores (Joss Whedon, 2012) nos impresionan precisamente debido a ello.

Sin embargo, los efectos visuales fueron descubiertos por accidente, o eso se cree. En 1895, el genio George Méliès estaba rodando una escena en la calle cuando su cámara se atascó por unos instantes. Cuando el aparato volvió a funcionar, el carruaje que ocupaba su ángulo de visión había sido sustituido por un coche fúnebre. Al ser proyectada, la película dio la sensación de que el primero se había transformado en el segundo por arte de magia. Fue eso lo que dio a Méliès miles de ideas que plasmaría en su obra maestra Viaje a la luna (1902), la primera película fantástica de la historia. Por eso se le conoció como “el mago del cine”.

Viaje a la luna demostró que el cine no tenía que ser
realista y abrió todo un abanico de posibilidades
Aunque no lo parezca, la creación del primer King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933) siguió un proceso similar al empleado por Méliès: el gorila era un muñeco de aluminio cubierto de piel de conejo de 60 centímetros que se movía manualmente. De este modo, se filmaba un fotograma, se movía el muñeco un poco y se filmaba el siguiente fotograma y así sucesivamente. Al verse todos los planos filmados seguidos, nuestra sensación era la de ver a King Kong en movimiento. Esta es la famosa técnica conocida como stop-motion, que en la actualidad se ha estilizado y perfeccionado.

Se trata del efecto visual más sencillo, pero con resultados fascinantes. Se considera que la primera película rodada enteramente con este efecto es la francesa El hotel eléctrico (Segundo de Chomón, 1908), en la que los objetos de un hotel cobran vida para peinar, afeitar y acomodar a sus huéspedes con gran realismo para la época.

Todos los elementos de un film como La novia cadáver
han sido construidos como si de juguetes se trataran
No obstante, alcanzar un grado de perfección absoluta es casi imposible, con lo que la técnica ha sido relegada al campo de la animación, donde pueden tomarse algunas licencias con el realismo. Sin duda, la figura más conocida a este respecto es Tim Burton, artista y máximo artífice de Pesadilla antes de Navidad (Henry Selick, 1993) y director de La novia cadáver (2005) y Frankenweenie (2012). Estos maravillosos films crean una atmósfera encantada que mezcla el terror gótico y la ternura nostálgica gracias a unos ambientes fascinantes construidos pieza a pieza y animados fotograma a fotograma. Increíble pero cierto.

En Harry Potter y el prisionero de Azcabán personajes
reales y ficticios interactúan gracias a la magia digital
Cuando el stop-motion hace uso de figuras moldeables creadas a partir de plastilina, arcilla u otro material maleable, se conoce como Plastimación o Claymation (nombre inglés, por el que es más conocido, como en la mayoría de los casos que estoy tratando). Experto en este campo es el estudio británico Aardman, cuyos míticos personajes Wallace y Gromit han dado lugar a múltiples cortometrajes y un largometraje. Aunque las historietas no son demasiado novedosas, una retrospectiva a las divertidas aventuras de estos personajes refleja los avances técnicos del estudio, desde la artesanal Wallace & Gromit: la gran excursión (1989), de 24 minutos de duración, hasta la sorprendente Wallace & Gromit. La maldición de las verduras (2005), ganadora del Oscar a mejor película de animación, la mejoría es impresionante. El director de todas ellas es Nick Park, quien también dirigió, junto a Peter Lord (creador de Aardman junto David Sproxton en los 70), la excelente Chicken Run: Evasión en la granja (2000), sobre unas gallinas que luchan por evitar convertirse en pastel de pollo.

Forrest Gump es insertado en los acontecimientos
históricos de los 60 y 70 con humor y realismo
No, no me estoy equivocando de artículo: la animación no es sino un efecto especial más. De hecho, los límites entre películas de acción real y películas de animación son difusos, o, si no, que se lo digan a Avatar, incluida en varios tops de películas animadas. Pero no avancemos tan rápido, porque esta impresionante película debe mucho a sus predecesoras, incluida Toy Story (John Lasseter, 1995), primer film generado por completo por ordenador.

Los paisajes de El Señor de los Anillos combinan
realidad, miniaturas, fondos matte y retoques digitales
Una de las técnicas más empleadas por los cineastas es el matte painting, que consiste, sencillamente, en dibujar los escenarios y utilizarlos de fondo. Al haber objetos tridimensionales y personajes reales en primer plano, la falsedad del segundo plano pasa desapercibida. Se trata de una técnica muy empleada en el sistema clásico de estudios, que grababan todas las escenas en interiores, aunque a menudo el efecto es tan obvio que la credibilidad se queda por el camino, como en el caso de los exagerados fondos campestres de Siete novias para siete hermanos (Stanley Donen, 1954). El truco está en dar perspectiva a la imagen, lo que puede crear efectos ópticos asombrosos, como en la escena final de Blade Runner (Ridley Scott, 1982), donde Harrison Ford parece colgar sobre el abismo cuando apenas le separan unos centímetros del suelo.

Los 4 Fantásticos y otros
superhéroes deben sus poderes
a la tecnología digital
Las superproducciones modernas utilizan esta técnica con tal cuidado que resulta complicado saber qué es real y qué no. Muchos se sorprenderán al saber que varios de los paisajes de El Señor de los Anillos (Peter Jackson, 2001-2003) son meros dibujos de los artistas conceptuales. No obstante, hay una diferencia importante: en el caso del musical de Donen, el fondo estaba literalmente colocado tras los actores, mientras que en la fantasía de Jackson está incrustado por ordenador. Esto es lo que se conoce como croma (en inglés, chroma key): la escena se graba con un fondo de un color uniforme que, en posproducción, es sustituido por el escenario que se desee. Dicho color suele ser el verde por ser el que menos existe en el cuerpo humano, pero también es muy utilizado el azul (por ejemplo, cuando se graban elementos vegetales), o incluso el rojo y el amarillo si procede. (A fin de cuentas, la posproducción convertirá en transparentes todos los elementos de dicho color para sustituirlo por el nuevo fondo, con lo que todo objeto o ser vivo de dicho tono también desaparecería.)

Los diez mandamientos no reparó en gastos para
conseguir los mejores efectos posibles en la época
Algo muy importante al usar el ordenador es la iluminación: ya que la escena se graba sin el fondo conveniente, hay que controlar que los actores reciban la misma iluminación que el fondo: no podemos ver una puesta de sol con personajes en primer plano que no se ven alterados por ella. La poesía visual 300 (Zack Snyder, 2006) fue grabada por completo en interiores, pero su resultado es excelente gracias al sumo cuidado de estos detalles. Y hablando de iluminación, no siempre fue fácil rodar de noche con la calidad actual: de hecho, hasta los años 50 la mayoría de las escenas nocturnas se grababan con el truco de “la noche americana”: filmar en un día soleado, cerrar un poco el diafragma de la cámara para que entre menos luz y poner un filtro azul al objetivo.

El imperio contraataca convierte unas miniaturas dignas
de exposición en amenazante maquinaria de guerra
Otro elemento importantísimo es el morphing, que surgió en los 80 y permite la metamorfosis de un elemento corpóreo en otro. Para ello, se fotografían el elemento de origen y el final y el programa de ordenador hace el resto. El primer ejemplo de la historia es la realista transformación de la hechicera Fin Raziel en una serie de animales en Willow (Ron Howard, 1988) gracias al trabajo de técnicos de Industrial Light & Magic (ILM). En 1991, el morphing dio un paso más con las transformaciones del malvado androide T-1000 de Terminator 2: el juicio final, con la que James Cameron consiguió, sorprendentemente, superar a su Terminator (1984) original, no sólo en efectos, sino también en profundidad de la historia.

Blade Runner crea una acertada ilusión óptica
gracias a
fondos matte con perspectiva
Y, hablando de ILM, esta empresa fue fundada por George Lucas en 1975 para alcanzar los efectos visuales que él buscaba para su famosa saga espacial, sobre la que acababa de obtener luz verde. Él era consciente de que La guerra de las galaxias (1977) no triunfaría sin universo creíble. Al final, se convirtió en una de las películas más taquilleras de la historia para sorpresa de todos (incluido el estudio). El desarrollo del control de movimiento (motion control) y el go motion (similar al stop-motion, pero fotografiando las figuras sin estar completamente inmóviles, lo que da realismo al movimiento) dio lugar a fascinantes naves espaciales, criaturas nunca vistas y mundos jamás imaginados. ILM tiene en su haber múltiples logros, como la primera secuencia generada totalmente por ordenador –Star Trek II: La ira de Khan (Nicholas Meyer, 1982)–, el primer personaje completamente generado por ordenador –el caballero de la vidriera en El secreto de la pirámide (Barry Levinson, 1985–, y el primer personaje creado 100% digital –Grievous, de Star Wars. Episodio III: La venganza de los Sith (George Lucas, 2005) –. No sin razón el estudio ha recibido 16 premios Oscar.

Jurassic Park combina tecnología
digital y animatronics
Aunque quizá el mayor avance del mismo fuera la creación de seres vivos de Parque Jurásico (Steven Spielberg, 1993), donde los dinosaurios se mueven con sumo realismo. Las mejoras en este ámbito llevaron a múltiples criaturas a cobrar vida en películas fantásticas, con creaciones tan fascinantes como el hipogrifo de Harry Potter y el prisionero de Azcabán (Alfonso Cuarón, 2004) o el gorila gigante de King Kong (Peter Jackson, 2005). Sin embargo, aunque parezca mentira, es más difícil todavía crear animales ya existentes: las criaturas fantásticas no tienen un “original" con el que compararse, pero el león de Las crónicas de Narnia: el león, la bruja y el armario (Andrew Adamson, 2004), sí, y la diferencia se percibe. Precisamente, uno de los grandes logros de La vida de Pi es hacernos creer que un tigre creado digitalmente es real, un efecto menos conseguido con otras de las criaturas del film, que, si bien son perfectas físicamente, carecen de vida.

Dentro del laberinto crea un
mundo de animatronics
Claro, que siempre serán más creíbles que los animatronics, es decir, máquinas robóticas que hacen pasarse por seres vivos. Quizá el más famoso sea el asesino protagonista de Tiburón (Steven Spielberg, 1975), cuya falta de realismo llevó a su director a recurrir al “terror por omisión” (lo que no vemos puede aterrarnos más que lo que vemos con claridad). También hay películas donde la práctica totalidad de los personajes está creada con este sistema, como la imaginativa Dentro del laberinto (Jim Henson, 1986), pero el efecto resulta bastante más curioso que realista. Incluso el mítico Yoda era bastante cuestionable pese al control de Frank Oz de la marioneta en El imperio contraataca (Irvin Kershner, 1980) y, por ello, al realizar la nueva trilogía, Lucas decidió crearlo directamente por ordenador, lo que hace que el personaje ni siquiera parezca el mismo pero gane expresión y, sobre todo, movimiento (a fin de cuentas, la marioneta ni podía levantarse del suelo).

Piratas del Caribe: el cofre del hombre muerto utiliza el
control de movimiento para crear criaturas fantásticas
A este respecto, conviene destacar que hay dos tipos de efectos visuales. Por un lado están los efectos mecánicos, alcanzados con trucos en el momento del rodaje, y, por otro, los efectos fotográficos, conseguidos por manipulación de la imagen en posproducción. Los primeros han dado poco a poco paso a los segundos en las grandes producciones, pero todavía son muy empleados en todo tipo de films. De hecho, la propia lluvia es un efecto visual, ya que la lluvia real no es captada con realismo por las cámaras de cine y además un rodaje es demasiado caro para depender del tiempo atmósferico. De ahí viene el chiste de Los Simpson en el que unos cineastas afirman que, como las vacas no parecen vacas en pantalla, se utilizan caballos con cuernos, mientras que para crear caballos se atan varios gatos.

La nueva trilogía de Star Wars ha sido criticada por su
estética de videojuego y no ha recibido un solo Oscar
En la época dorada de Hollywood, en los estudios se creaba de todo, desde el terremoto de San Francisco (W. S. van Dyke, 1936) y el tornado de El mago de Oz (Víctor Fleming, 1939), hasta la impresionante apertura del Mar Rojo de Los diez mandamientos (Cecil B. DeMille, 1956), calificada por Spielberg como “la mejor secuencia de efectos especiales de la historia”. Sin reparar en gastos, el equipo de efectos especiales combinó pinturas mate, imágenes de personas diminutas y secuencias de miles de litros de agua cayendo en un tanque proyectadas al revés. El Oscar de efectos visuales fue el único alcanzado por el film, pero sin duda le ayudó a alcanzar la séptima posición en el top de películas más taquilleras de todos los tiempos.

También memorable es la escena de lucha contra los esqueletos de Jasón y los argonautas (Don Chaffey, 1963), aunque hoy en día resulta bastante anticuada. Y es que la tecnología digital nos ha llevado a rechazar todo efecto que “se note”. A fin de cuentas, Alien (Ridley Scott, 1979), X-Men (Bryan Synger, 2000), Inteligencia artificial (Steven Spielberg, 2001) o Los 4 Fantásticos (Tim Story, 2005) nos tienen mal acostumbrados.

Los maravillosos efectos visuales de Eva nos 
regalan escenas mágicas de gran belleza
Una vez más, EE.UU. es el líder indiscutible de los efectos visuales, única categoría de los Oscar por la que nunca ha perdido un solo premio a favor de otras cinematografías (apenas nominaciones siquiera, aunque esto es más producto del egocentrismo que de otra cosa). No obstante, poco a poco otros países van aprendiendo de él y aportando su propia contribución. Nuestro país puede estar especialmente orgulloso de los efectos de las exitosas El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006) y Lo imposible (J. A. Bayona, 2012), aunque personalmente me quedo con Eva (Kike Maíllo, 2011), cuyo mejorable guión no empaña unos efectos robóticos, que son, no solo impresionantes, sino de las visiones más bellas que ha regalado el cine.

Nada es real en Matrix, ni dentro
ni fuera de la historia
De hecho, los mejores efectos visuales no son los más impresionantes, sino los que se insertan con tal perfección en la historia que nos hacen dudar de que realmente sean falsos, como en el caso de la espectacular Matrix (Andy & Lana Wachowsky, 1999), pionera en el bullet time (ralentización de tiempo para poder ver movimientos tan veloces como el de una bala gracias a registrar el movimiento desde distintos puntos de vista a partir de una batería de cámaras fotográficas sincronizadas). Hay que tener cuidado con las nuevas tecnologías, porque pueden dar lugar a una estética más propia del videojuego que de la realidad. Así, si bien los efectos visuales de Star Wars. Episodio I: La amenaza fantasma (George Lucas, 1999) y El Hobbit (Peter Jackson, 2012) son superiores a los de sus predecesoras (La guerra de las galaxias y El Señor de los Anillos) técnicamente hablando, resultan menos realistas y, por tanto, peores. De hecho, las tres películas de El Señor de los Anillos obtuvieron este Oscar precisamente por convertir la Tierra Media en un lugar fantástico, asombroso, inimaginable… pero creíble.

En esta saga fue también imprescindible el uso de la captura de movimiento (motion capture), que permitió aplicar los gestos y movimientos de Andy Serkis a la criatura Gollum con sumo realismo. Al contemplar a Gollum, vemos el toque humano de Serkis, pero también el misterio que una criatura así conlleva gracias a la magia del ordenador. El mismo proceso se utilizó en la impresionante Avatar (James Cameron, 2009) para convertir a todo el reparto en criaturas Na´vi. Esta última fue también pionera en el uso del 3D, que nos permite vivir los efectos visuales con más intensidad que nunca.

En la visualmente brillante Avatar, la 
captura de movimiento permite traspasar
expresiones reales a personajes digitales
De todos modos, los efectos visuales no surgen, ni por arte de magia ni por creación de un ordenador. Aunque la sofisticación de los efectos visuales actuales lleva a creer que son el resultado de un simple programa informático, lo cierto es que detrás de las inserciones de Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994) en distintos periodos históricos, los monstruos marinos de Piratas del Caribe: el cofre del hombre muerto (Gore Verbinski, 2006) o el decrecimiento de Brad Pitt en El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher, 2008) hay un equipo de expertos dedicando horas y horas a cada fotograma. Una vez más, la magia del cine nace del duro trabajo de personas que dedican horas, días, meses e incluso años a crearla. Y a regalárnosla.


© El copyright del texto pertenece exclusivamente a Juan Roures
© El copyright de las imágenes pertenece a sus respectivos autores y/o productoras/distribuidoras

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